DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

ni una más

Manifiesto contra la violencia de género

Todavía recuerdo el tintineo de las campanas silbando en el aire límpido de mi pueblo infantil. Marcador de rutinas, de eventos casi siempre alegres, a veces tristes.... No puedo dejar de estremecerme al escuchar las campanas que acompañan la muerte. Esas mismas campanas que una vez más tañeron al viento otoñal de Aranjuez el pasado 24 de noviembre. Ese mismo estremecimiento que invita a enmudecer, a fruncir el ceño, a tragar saliva y mal digerir la rabia. 



89 mujeres asesinadas en lo que va de año,  11 de ellas niñas.  Margaritas marchitas antes de florecer, rostros perdidos, lívidos, carentes de toda expresión. Ya sin vida, ya sin dignidad, incluso ante su propia muerte. 89  rostros resplandecientes arrancadas de su luz...



14 niñas y niños huérfanos. Veo rostros buscando entre la gente,- ¿dónde está mi mamá? Ojos hundidos en las oquedades de lo oscuro, del terror, -¿por qué le hiciste daño, papá...? Manos temblorosas buscando el palpitar ardiente que exima de la culpa, buscando sábanas calientes que disipen de una vez las nocturnas pesadillas...


Una tarde helada, extraño frío que sobrepasa los límites de los huesos para invadir todas las oquedades de las entrañas...



Miradas perdidas sondeando el infinito, buscando quizá un resquicio de compasión, de humanidad...



Vi lágrimas desconsoladas brotando de rostros muy jóvenes; rostros de mujeres y hombres enredados en humedades desconsoladas, angustia en la garganta y estremecimiento en el pecho... 

Esa tarde, como otras muchas, me tragué las lágrimas por no llorar a borbotones. Incluso ahora me trago las lágrimas cuando veo este vídeo que hoy compartimos con vosotras.

Al mismo tiempo, es preciso mantener los ojos bien abiertos, plantarle cara al terror y armarnos de confianza, de sabiduría, de coraje para que juntas, desde la sororidad, tengamos el empaque suficiente para que ni una más cruce, en la barca del destino, un río ensangrentado.


No cabe tanto dolor en la palabra.
Desbordan el silencio
las sonrisas truncadas,
los besos sin florecer
las promesas...
barriletes sin hilo
derivando en el viento.

Cuántas historias rotas,
peces sobre el asfalto.
Memorias
de mañanas con sol,
de vestidos de domingo y labiales rosa,
de zapatillas de baile y muñecas de trapo,
de corazones de San Valentín
y pasteles de cumpleaños.

"Porque tus ojos son cielo de la tarde"
"Porque tus manos son pájaros ansiosos"
"Porque tu pelo es río
y tus pasos…
huellas de luna sobre el césped".

Sus nombres tapizando la ciudad con gritos
con margaritas pisoteadas
con poemas muertos
antes de extender las alas.


No podemos cerrar los ojos al terror
su laberinto podría devorarnos.

Para contener esta  que se cierne
sumemos nuestra voz a la palabra,
hagamos pactos de amor,
treguas de dudas,
que no falten rosas
ni versos,
ni canciones.

Seamos intolerantes al silencio,
para que
ni una más
sea despojada de abril,
del viento
y de la lluvia.

Ni una más de Guisela López.



COLECTIVO: La Corrala. Patio feminista
Acto contra la Violencia de Género.  Marilina López Sáez.



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