Sobre el amor romántico y el regocijo en la pena.
Mujer vomitando corazones. Banksy. |
Hoy estaba escuchando una canción muy hermosa y me he fijado en la letra. ¡Ay! Te puede pasar con las canciones de Adele, Amy o con Triana, vaya, sin mencionar las de Malú o tantas otras canciones. El hecho es que algunas están llenas de rencor por no recibir lo que se quiere, de quien se quiere. Como una rabieta de niñ@a pequeñ@ que no acepta un “no”, incapaz de sobre llevar la frustración, así hay adult@s emocionalmente inmadur@s creando un gran repertorio cultural en música, cine, televisión, literatura… Es como una droga esto del “amor romántico”, y es que son apetecibles como un dulce los sentimientos tormentosos.
Dice Coral Herrera que en las sociedades donde hombres y mujeres son ciudadan@s de pleno derecho se promueve un tipo de romanticismo (desde el concepto de propiedad privada) y éste actúa como el mecanismo cultural más potente para el control. Se mete en la esfera de lo íntimo, cómo vivimos lo emocional y por lo tanto en cómo nos relacionamos.
La transmisión de mensajes cargados de estereotipos sexistas y de este tipo de amor, nos educa en cierto modo, es una educación que l@s pedagog@s dicen educación informal y hay quien lo incluye en el proceso de socialización, eso que aprendemos desde peques para poder vivir con otras personas.
A través del bagaje cultural, de la producción cinematográfica, etc., estamos expuestas a modos de relacionarnos y formas de entender el mundo que actúan como modelos a seguir y como experiencias que nos ayudan a normalizar (y tomar como “naturales”, “universales”) esas mismas formas de relación y de vivenciar las emociones.
Coral dice que todo esto del amor romántico es como un anestésico social. ¡Caramba! ¡Ya lo creo! Con tanto sentimiento encontrado, ¡cualquiera se puede parar a organizarse de forma colectiva para la transformación social!
Cada noche mi vida es para ti/ como un juego cualquiera y nada más/ a mí me atormenta/ en el alma/ tu frialdad/ yo quisiera saber si tu alma es igual/a la de cualquier mujer. Sin entrar en cuestiones teológicas (existencia o no del alma), cada persona en cada situación puede comportarse de forma que la hace única, así que ¡tranqui!
Solo nos dijimos adiós con las palabras/he muerto cien veces/ tú vuelves con ella y yo vuelvo…/yo vuelvo a nosotros. Me gustaría decir que el mundo está lleno de gente, si la cosa no funciona, ¡a otra cosa, mariposa!
Lo dejo caer, mi corazón/y según caía, tú me salvaste para reivindicarlo, estaba oscuro, y yo estaba acabada/ Hasta que besaste mis labios y me salvaste. ¿¡Como a la Bella Durmiente!?
Bueno, podríamos hablar mucho de todo esto del amor, de las relaciones… Pero por ahora, os animo que leáis a Coral Herrera, “La violencia de género y el amor romántico”, en Pikara Online Magazine.
¡Salud!
COLECTIVO: La Corrala. Patio feminista.
Sobre el amor romántico y el regocijo en la pena.
Lucía Elena Rodríguez Vigorito.
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