Condenadas a muerte,
unidas por vida
Condenadas a muerte, unidas por vida.
Nos asesinan en nuestros hogares, delante de nuestras hijas e hijos, incluso los matan junto a nosotras.
Nos asesinan por considerarnos suyas o libres, putas o intocables, porque sí o por decir no.
Nos asesinan y nos consideran culpables por haber callado o por no haberlo hecho.
Nos hacen desaparecer y entonces aparece en nuestras calles, una por cada una, una mano que pide memoria y nos agarramos a ella para bailar juntas nuestra propia danza guerrera.
No asumimos reglas de un juego al que no hemos sido invitadas, pero nos declararon la guerra y nos vemos obligadas a tomar las armas; nuestras mejores armas para matar el machismo.
Nos armamos de valor, de razón, de rabia y de llantos callados a sangre.
Nos armamos de sororidad, de entrega, de sabiduría, de fuerza, de unión y luchamos juntas.
Seamos incómodas para el patriarcado hasta que les sea insoportable.
Eduquemos hombres y mujeres libres que amen libres y vivan libres.
Protejámonos las unas a las otras, nuestra vida va en ello.
Venguémonos, paremos cada vejación, cada golpe, cada insulto, cada injusticia, no nos callemos ante nada ni ante nadie.
Nos condenaron a muerte, nos unimos por vida.
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