Texto enviado por Iris Fernando Aznar, esperamos que disfrutéis con su lectura.
ENTREMESES DE CARNE
Llevo mucho rato esperando a Isaac en su casa. Siempre me
hace lo mismo. Me dice que
venga a una hora y él nunca llega. Se queda con sus amigos
un poco más, una partida
más, un porro más y otras excusas. Me cansa esto, solo le
pido que me avise con un poco
de tiempo, si yo voy a venir igual. Él prefiere que yo esté
aquí antes, que cuando llegue a
casa, lo esté esperando. Al menos ahora tengo llave y no
tengo que quedarme en la calle
como antes. Hace meses que vivo aquí, bueno, no, duermo aquí
todas las noches, porque
a él le gusta que durmamos juntos, y a mí más. Cuando estoy
con las chicas vengo aquí
en la madrugada, aunque casi no salgo, me gusta estar con
Isaac.
He hecho pollo al horno para cenar, pero está quedándose
seco. Si no viene en media
hora, me lo comeré. Me da igual que se enfade, me muero de
hambre. Antes de estar
juntos, yo era vegetariana pero, para que sea todo más
fácil, he vuelto a comer carne. No
me está sentando muy bien, tengo muchos dolores de tripa y
estoy con pastillas que me
ayudan a la digestión, ya me acostumbraré. Ayer vomité las
hamburguesas, él había
insistido en que comamos eso. Ir a casa de mi madre es una
liberación porque ahí como
de todo. Voy dos veces a la semana con la excusa de que ella
necesita ayuda para un curso
de francés que está haciendo y que solo yo puedo ayudarla.
Si se entera Isaac, me mata.
Dice que hay que cuidarse, pero no come frutas ni verduras.
Yo no lo entiendo. En el
cajón de la mesilla tengo escondidas al fondo unas galletas
dulces para cuando no está,
espero que nunca las vea.
La cena de Navidad es en tres días. Para mi familia es muy
importante porque nos
juntamos con los que no nos vemos a menudo. Este año no iré,
voy con él. Mi madre ya
me ha dicho que no sabe qué estoy haciendo con mi vida, que
piense si un chico que
conozco desde hace siete meses vale más la pena que ellos.
Yo soy feliz con Isaac y quiero
pasar más momentos especiales juntos. Me encantaría que nos
fuéramos de vacaciones.
Pero, lo que más deseo sería crear una familia, no imagino
mejor padre para mis hijos,
tener una casita en las afueras de la ciudad, donde tengamos
tranquilidad. Me imagino
envejeciendo con él, cuidándonos y queriéndonos hasta el
final de nuestras vidas.
Su madre me adora, es pesada y me compra ropa cómoda y
ancha. Es muy hortera, a Isaac
le gusta. Ya casi no me pongo mis vestidos, ni mis faldas,
ahora voy más deportiva. Las
personas cambiamos y, a menudo, se nos pega el estilo de
nuestra pareja. A mí me ha
pasado mucho con Issac, pero a él no. Detesta ponerse mi
ropa, ni de broma lo hace. Un
día le dije que se probará una camiseta rosa para hacer el
tonto y ver cómo le sentaba ese
color, se negó, yo insistí y se la puse por encima. Me dijo
de todo. Se enojó porque, según
él, lo traté de puto, de maricón. Hice muchas cosas para que
me perdone: le he hecho sus
comidas favoritas de sorpresa, le he estado trayendo
chocolate cada día, le he dejado
muchos más tiempos con sus amigos, hasta le he comprado dos
juegos para la play. Pero
nada, sigue echándomelo en cara, no lo entiendo, no creía
que sería tan grave. También
he dejado la natación, Isaac tiene razón, se me estaban
anchando las espaldas. Los
entrenamientos son semanales y nos quitan tiempo de estar
juntos. A las competiciones y
a los viajes no pueden venir las parejas, y eso no está
bien, porque yo quiero que venga
Isaac y él también quiere acompañarme. Discutí con mi
entrenador por esto y el gilipollas
me dijo que estaba medio tonta por mi novio, que ya no era
la misma. ¡Qué sabe él lo que
tenemos! Isaac tiene la teoría de que ese lo que quiere es
que yo vaya sola porque está
enamorado de mí, que lo único que quiere es follarme, que lo
ha notado en los
entrenamientos. Y puede ser, porque no sé con qué derecho
opina de mi vida y me dice
lo que me conviene.
***
Isaac sigue sin venir. Son las doce y yo mañana me levanto a
las seis para ir a trabajar.
Me suenan las tripas del hambre, solo de ver el pollo en el
horno babeo, igual lo voy a
esperar. No me gustaría que se enfade y se crea que no lo he
esperado lo suficiente.
También quiero darle un regalo, hacemos siete meses juntis.
Puede que no venga porque
me está preparando una sorpresa y yo aquí preocupada. Le he
comprado unas pegatinas
para su moto. De a poco voy acostumbrándome a ella. Sabe que
me da mucho pánico
subirme, pero siempre logra que lo haga. No se fía de mí con
el coche, dice que no
conduzco bien por eso estoy pensando en venderlo, todavía no
quiero hacerlo. A mí me
gusta conducir y me lo compré con mis primeros ahorros.
Ahora estoy jodida de pasta, hasta tuve que dejar la
carrera. Isaac me dijo que con el ritmo
que llevaba de dormir ahí, lo mínimo que podía hacer era
pagar comida, luz y agua. Así
que estoy trabajando de reponedora en un supermercado, hago
alrededor de 60 horas
semanales y curro todos los domingos y festivos. Llevo
ahorrando tres meses para
hacerme mi primer tatuaje. Isaac me lo propuso y no pude
resistirme. Es algo de nosotros,
me voy a hacer una rosa y su nombre debajo. Él se va a poner
dentro de un tatuaje que ya
tiene mi inicial que es la misma que la de su madre y
hermana, así que está cargadita de
amor.
***
Son la una de la madrugada y sigue sin venir. Me estoy
quedando dormida, ya no tengo
hambre. Me enfada no saber cuándo va a llegar, aunque sé que
después aparece, me
abraza, me besa, me pide disculpas y todo me compensa.
Cuando tarda, lo espero desnuda,
así llega directo a follarme y dormimos más agusto. Hoy por
nuestro aniversario he
querido sorprenderle y me he comprado un conjunto de
lencería precioso que estoy
deseando que me arranque a mordiscos. A este paso la cena de
nuestro aniversario va a ir
a la basura y tengo miedo que nuestra relación también. Ya
no sé si quitarme la ropa o
dónde esperarle. Ya he llorado, me he duchado, me he
vestido, me he desnudado, he
estado en el sofá, en la cocina, en la cama, en el balcón.
Me voy a poner una película para
dejar de pensar tanto, seguro está a punto de venir. Al
final, va a tener razón y soy una
histérica con todo.
***
Son las cuatro y media de la madrugada. Me he despertado e
Isaac sigue sin venir. Le he
llamado un par de veces y no contesta. Le he escrito a su
mejor amigo y tampoco. No
entiendo nada. Espero que no haya tenido un accidente con la
moto o esté con otra. Si
está con otra, me muero. Nunca me ha dado razones para ser
celosa, pero ya no sé qué
pensar. No quiero desconfiar de él. Voy a intentar calmarme
y volver a dormir.
***
Son las cinco menos diez. No he podido aguantarme, he tenido
que llamar a su madre, sé
que es una locura en la madrugada, pero es que no sé dónde
puede estar y es muy raro,
nunca duerme fuera de casa, menos si estoy yo aquí
esperándole. Ella me ha dicho que
no sabe nada, que seguro que está por ahí con amigos, que me
relaje. Si hay algo que me
sabe malo en esta vida, es que me digan esto. No quería,
pero he tenido que levantar la
voz y decirle que no me diga que me calme cuando su hijo no
ha venido a casa en toda la
noche y no sabemos dónde está. Le he colgado, total no me
estaba dando información
útil, solo me estaba poniendo más nerviosa. Nadie me dice
dónde está. En un rato tengo
que estar trabajando. Si no vuelve, no iré, llamaré al jefe
y me inventaré que estoy con
diarrea. Espero que no le haya pasado nada. Estoy muy
asustada.
***
Me estoy rayando, si nadie sabe nada de él es que está con
otra, pero ¿con quién? He
registrado todos sus cajones y sus armarios, hasta entre los
calzoncillos he mirado. Lo
que pasa es que he encontrado condones. No entiendo por qué
los tiene si conmigo no
utiliza. Desde que empecé con él, tomo anticonceptivas, no
me gustan mucho, porque no
quiero tomar químicos, tienen más efectos secundarios que
ventajas, nos lo venden como
que no es nada y que todo el mundo los toma para el acné,
para evitar dolores, el
embarazo, para regular la regla… No tenemos ni idea de la
mierda que nos meten. A Isaac
no le gusta ponerse el condón, no me ha quedado otra
alternativa que tomarlas a
escondidas. Él dice que controla, nunca se corre adentro. Yo
estoy tranquila. Yo deseo
ser madre con él, ahora es una locura embarcarnos en ese
viaje, y no sé si Isaac quiere,
no hablamos de esto todavía.
***
Son las siete de la mañana. Isaac no ha vuelto a casa y yo
no he ido a trabajar. He llamado
al novio de mi amiga para que me haga un justificante
médico, hasta que no aparezca
Isaac no voy a parar de buscarlo. He avisado a la Policía
esta mañana, me han dicho que
no han pasado las horas para declararlo desaparecido. ¿Pero
qué les pasa? Lleva una
noche entera sin aparecer. Nunca había hecho esto. No lo
reconozco.
He llamado a mi madre también, porque me siento mal. Tenía
un ataque de ansiedad y
ella es la única que me lo cree. Pero no era la persona
indicada con la que hablar. Hizo
que dude de si lo que hago está bien o mal, de con quién
estoy, hasta de quién soy. Me ha
vuelto a sacar el tema de la cena de Nochebuena y la comida
de Navidad. Está totalmente
en desacuerdo que vaya con “el que me abandona”, así lo ha
llamado. Ella no entiende
que ahora Isaac es mi familia, que estamos construyendo algo
importante. Me ha
preguntado si no me doy cuenta de lo mucho que él me está
cambiando. Dice que no hago
nada más que tomar malas decisiones, que al final acabo yo
perjudicada. Le he gritado en
el teléfono que no la necesito, que ya me las apañaré yo en
el caso de que pase algo, que
ahora mismo la persona que más feliz me hace es Isaac y ni
ella ni nadie va a cambiar
eso. Me da todo lo que necesito, amor, estabilidad,
tranquilidad, cuidado, respeto, me
quiere tal como soy, no me pide nada y yo no le pido nada,
nos complementamos a la
perfección y tenemos la suerte de que nos gustan hacer las
mismas cosas, por eso
compartimos todo el tiempo que podemos.
Estoy cardíaca, y no sé qué más hacer. Tengo miedo de irme a
buscarlo y que justo
aparezca. Así que voy a estar aquí esperándole, hasta que
vuelva, porque va a volver,
estoy segura, no puede hacerme esto, no puede irse con otra
y no dar la cara. ¿Dónde
mierda estás, Isaac?
***
Ayer a las once de la noche volvió Isaac. No sabía ni que
hacer al verle, llorar, matarle,
comerlo a besos o reventarlo a hostias. Terminé por
abrazarle y llorar. Pero Isaac ya se
había enterado de que llamé a su familia y a todas sus
amistades. Menos mal que no sabía
que llamé a la Policía, si no me mataba. Se volvió loco, me
dijo que estaba enferma, que
tengo un problema, que él no quiere estar atado a nadie y
quiere irse a tomar cervezas con
sus amigos sin tener que avisar. No entiende que yo me
preocupe, pero me gustaría saber
qué haría él si yo desapareciera un día entero con noche de
por medio. Seguro me saldría
a buscar por todos sitios y lo peor de todo es que se
enfadaría cuando yo llegara a casa,
pero yo no puedo hacerlo. Me hace sentir que soy dependiente
de él y no es así. Las
personas que se quieren y se cuidan se preocupan por sus
parejas. No paré de llorar
durante horas, le pedí perdón mil veces. Yo solo quería
saber si estaba bien, era extraño
que no volviera a casa a cenar, o no me avisara. Lo peor de
todo es que no sé ni dónde
estuvo.
Isaac reventó la puerta del salón, se puso muy nervioso.
Intenté calmarle y explicar todo,
pero no entró en razón. Tengo mi castigo por haber sido una
novia loca, exagerada y
preocupona: no voy a ir a casa de su familia ni en
Nochebuena, ni en Navidad. Espero
que cambie de opinión.
***
Hoy es Nochebuena, son las seis de la tarde. Supongo que
seguirá con sus colegas de
vermú, siempre lo enlazan con la cena de la familia pero,
sobre las ocho, va para la casa
de su madre para entrar en el ambiente festivo. Me he puesto
el vestido que más le gusta,
por si me llama y cambia de opinión. A mí me parece muy
tapadito, pero a él le encanta
cómo me queda y con este frío que hace no voy a pensar en
llevar mis vestidos de buenorra
que se come el mundo. Tengo que causar buena impresión.
Estoy nerviosa, es un día muy
importante porque voy a estar con casi toda la familia por
parte de madre. Son seis
hermanas, su madre Puri lleva semanas hablándome de ellas y
de las ganas que tienen de
conocerme. Dice que Isaac desde que está conmigo es otro,
que está calmado y lo notan
más cercano con la familia y más centrado. Me ven como un
buen partido y eso me
encanta. He estado preparando unos entremeses para antes de
la cena, me gusta mucho
cocinar y creo que les va a gustar. He comprado regalos para
su padre, su madre y su
hermanita pequeña, a la que admira por encima de todo, y
como para no, es un amor, nos
adoramos.
***
Son las ocho. He llamado a Isaac y no me lo coge. No sé si
acercarme al bar donde quedan
con sus colegas o ir a casa de su familia. No creo que ayer
me dijera en serio lo de que no
quiere que vaya, sabe que he renunciado a casa de mi madre
por estar con él. Eso es un
montón, pero lo hago felicísima de la vida. Me encanta
compartir momentos especiales
con él, lo haría una y mil veces.
Me estoy poniendo nerviosa. Llevo aquí esperando un montón
de rato, sé que es un
colgado en avisarme con tiempo, es capaz de llamarme casi en
el portal de su madre.
Quiero ser una adulta responsable. No quiero volver a
cometer el error de preocuparme
sin razón alguna. Voy a respirar y voy a repetir tres veces:
todo está bien, te va a llamar.
***
Son las nueve. Llevo dando vueltas por casa horas, me
siento, me levanto, lloro, me
maquillo, lloro, me vuelvo a maquillar, miro el reloj, miro
el móvil con esperanza de que
haya un mensaje suyo y no sucede. Le llamó varias veces y no
me responde ninguna.
Ahora sí que no puedo más, me comunico con su familia, me
coge el teléfono su madre,
me reconoce al momento y, con una voz entrecortada y seria,
me saluda, me pasa con
Isaac. Me dice que no era broma lo de que no quiere que vaya
con su familia, que me
quede en casa y recapacite acerca de lo que hice, que estoy
enferma y tengo que trabajar
el no estar pendiente de él. Dice que luego me ve, que no me
preocupe si llega tarde y me
cuelga.
Estoy sola en casa de mi novio el día de Nochebuena, un día
de estar en familia. Estoy en
el sofá sentada con mi vestido rojo y mis tacones, con la
bandeja de canapés y los regalos
delante mío. No sé qué hacer, no sé a quién llamar, estoy
muy desconcertada, no me lo
esperaba. No quiero avisar a mi madre, ni a mis amigas. No
me permito escuchar lo que
me van a decir: que les tendría que haber hecho caso, que
para qué me voy a casa de la
familia de mi novio, que Isaac no es buen partido para mí,
que mira como he acabado.
Estoy cansada de estos discursos, lo único que hacen es
alejarme más de ellas. Son cosas
que solo las diría alguien que no conoce ni la mitad de
nuestra historia de amor. Isaac no
me juzga nunca. Si ahora está enfadado, es porque se ha
sentido agobiado con la relación.
Yo lo agobié.
Tengo muchas ganas de llorar, no me imaginaba así y más con
las ganas de conocer a
toda su familia. Voy a relajarme, como me ha dicho Isaac. El
día 24 es un día más en la
vida, tampoco tengo que ser tremendista y hacer un drama de
todo esto. Ya habrá días
para poder conocerlas. Viéndolo de manera positiva, he hecho
unos entremeses
riquísimos que van a ser mi cena. Si llegaba a saber que me
lo decía en serio, los habría
hecho de verduras. Espero que Isaac no venga muy tarde. Me
pondré series hasta que
llegue. Me gustaría terminar el día juntos. He preparado una
sorpresa para cuando venga,
he puesto velitas por casa y fotos nuestras por la pared.
***
Han sido unos días difíciles. Después de lo ocurrido, no
sabía ni cómo estar con Isaac. Él
está muy seco, muy borde, y yo no sé qué es mejor para que
no aumente el enfado. Mi
familia cree que estuve en casa de él, no quiero que sepan
lo que pasó. No me gusta
mentirles y lo he hecho. Hasta me compré una chaqueta
preciosa y les conté que me la
había regalado mi suegra. No quiero que lo odien más, creo
que detestan a la nueva Ara
que están conociendo, una Ara enamorada de su novio y que lo
está dando todo por estar
bien.
En estos días he pensado mucho, me da miedo volver a
reproducir patrones, como me
pasó con mi ex novio Juan, que nunca me di cuenta de que era
una relación de mierda
hasta que terminamos. Solo pensaba en él, me dejé de lado
por sus enfados, me quedé
sola, me alejé de mis amistades y hasta de mis aficiones.
Con Isaac estoy haciendo de
todo para que estemos bien, le preparo sus comidas
favoritas, estoy atenta, le estoy dando
espacio con sus amiguis y voy preguntándole con cuidado qué
haremos en Nochevieja,
no quiero que se altere y discutamos, necesito que estemos
bien. Lo que más deseo ahora
mismo, sería empezar el año con él, sea donde sea, pero con
él, es lo más importante en
mi vida.
***
Son las nueve de la mañana del primer día del año y no puedo
parar de llorar. Ayer Isaac
me lo volvió a hacer: desapareció. Se supone que íbamos a ir
a una fiesta después de cenar
en casa de uno de sus mejores amigos con sus respectivas
novias, pero no fue así. Se fue
de vermú con su grupo, como siempre hacen cada 31 de
diciembre, y luego quedamos en
que a mitad de tarde pasaría por casa para cambiarse de ropa
y ya irnos juntos a echar
cervezas previas a la cena. A las seis ya estaba vestida,
con el maquillaje y con todo lo
necesario para pegarnos una buena fiesta y empezar genial el
año, pero Isaac no llegaba.
Le escribí a ver cómo iba, pero no me contestó. Después de
una hora, le llamé, pero no
hubo respuesta. Esta vez ya había aprendido. Entendí que más
tarde me avisaría y no me
quise preocupar. Como su familia dice que es normal que
desaparezca sin avisar, voy a
tener que asumirlo si quiero que sea el hombre de mi vida.
***
Son las ocho de la tarde y no sé nada de él. Es que no lo
entiendo, no sé qué tengo que
hacer, no sé si soy yo, es él, o qué pasa. Intento dar lo
mejor de mí para que estemos bien,
para que se sienta satisfecho conmigo, pero no acierto.
Estoy muy triste. ¿Será que no
estamos hechos el uno para el otro? ¿Se avergonzará de mí?
¿No se divierte conmigo?
¿Qué más necesita? Me hago tantas preguntas y ninguna tiene
respuesta y no me atrevo
a hablarlo porque tengo miedo a lo que él siente. Parece que
cuando no hablas una cosa
es que no existe o no sucede. Pues Isaac hace eso. Mañana
vendrá como si nada y todo
tan normal. Lo quiero como a nadie en mi vida, pero no sé si
puedo seguir mucho más
así. No quiero que me deje.
***
Isaac volvió el tres de enero. Vino a casa como si viniera
de echar una cerveza con sus
colegas, tranquilo y sin explicaciones, pero con una cosa
clara: teníamos que hablar. Me
ha hecho una propuesta que, para mí, fue una imposición, o
al menos así lo recibió mi
cabeza. Quiere abrir la relación. Esto sí que no me lo
esperaba, pensé que podía ponerme
los cuernos, dejarme, pedirme que follaramos más, que
hagamos más cosas con sus
amigos, ¿pero esto? Creo que quiere liarse con más tías y no
quiere quedar como un
cabrón que me pone los cuernos. Me quedé en shock, no sabía
ni qué responder. Le he
dicho que necesito pensarlo, pero ya me ha advertido que no
quiere tener una relación
cerrada, que tiene ganas de que experimentemos y que ya
tiene alguna persona en mente
con la que podemos probar. ¿En qué momento ha pasado todo
esto? ¿Qué me he perdido?
***
Llevo desde hace una semana llorando, con nervios, ansiedad,
desubicada. ¿Cómo encajar
esto? Quiero estar con Isaac por encima de todo, pero no sé
si voy a ser capaz de estar
con otra persona más. No entiendo cómo se puede hacer eso.
No soy una novia loca,
obsesiva, ni celosa, pero tengo claro que le quiero y quiero
compartir mi vida con él, no
con otra persona. Que él quiera estar con otras chicas, me
hace dudar mucho de nuestro
amor. ¿Quiere cosas nuevas y yo no puedo dárselas? No paro
de pensar. Me estoy
volviendo loca. Estoy tensa con él, ya no confío nada, no me
creo cuando me dice que se
va con sus amigos o que va a casa de su familia porque me
imagino que está con otras
chicas, follando y haciendo todo tipo de cosas que conmigo
no hace. Yo por él sería capaz
de darme al sado, hacer sibarí, complementarnos con juguetes
sexuales, pero una tercera
persona… ¿Qué pinta ahí? ¿Y si se enamora de ella y me deja?
No, no lo veo. ¿Acaso
tengo alternativa?
***
Ayer follamos con otra chica. Por supuesto una mujer, porque
le propuse que si podía ser
un chico y me dijo que ni de coña, que eso sí que no, que el
trato no era ese, que él no era
ningún maricón de mierda.
El encuentro no fue mal, la chica era maja, pero yo no sabía
ni qué estaba haciendo. Me
limité a seguir la corriente, quería irme de ahí,
desaparecer. Cada vez que se acercaba a
Isaac y le besaba, a mí se me movía todo. No creo ni que
fueran celos, era como una
sensación extraña, me sentía una desconocida entre dos
personas que estaban teniendo
sexo y disfrutando. Fingí en todo momento. Estaba deseando
que acabará la situación,
que Isaac y la susodicha se corrieran, y cada uno para su
casa. Pero se quedó. Comimos
juntis los tres, fui yo la que hice la comida mientras ellos
veían una serie en el sofá
abrazados. No daba crédito a todo lo que estaba pasando, era
como si estuviera en una
película de terror y yo fuera la protagonista.
***
Alba está presente en nuestro día a día, viene a casa a
comer de continuo, también a
nuestras sesiones semanales de cine con nuestro grupo. La
familia de Isaac la conoce,
hace planes con los amigos de él, están todos locos con
ella. Es un bomboncito, de eso no
cabe duda. Es simpática, guapa e inteligente. Viste como una
modelo, además tiene un
buen trabajo: es abogada. A veces pienso que me gusta que
esté en nuestra vida.
Me los he encontrado en casa follando sin avisarme. Se han
ido juntos al cine, a
conciertos, a eventos de videojuegos. El domingo pasado,
Isaac se levantó temprano,
imaginé que tendría partido de fútbol con los chicos, pero
no. Por la noche, cuando vino
con Alba, me contaron que se habían ido juntos a pasar el
día a la montaña. A Isaac le
encanta el senderismo, así que ahora ha encontrado a su
pareja perfecta para ello.
***
Esta semana fui de compras con Alba, quería que me aconseje,
tiene mucho estilo y
además a Isaac le gusta mucho como viste. Cuando llegamos a
casa, me preguntó qué
hacía yo con esa ropa, que me deje de disfrazar y vuelva a
mi estilo deportivo. Todo lo
comprado se lo terminé regalando a Alba, a la cual le queda
todo bien porque tiene un
cuerpazo, tetas y culo de película.
Estoy yendo a una nutricionista. He decido ponerme a
régimen, quiero tener un cuerpo
perfecto para mi amor. Además, he empezado a ir a spinning,
body combat y pilates.
Cuerpo y mente sanos. En este último mes, ya he adelgazado
seis kilos, me veo mejor y
a Isaac le gustó más, es lo más importante. Nuestros
encuentros sexuales son cada vez
más frecuentes, quedamos entre cuatro y cinco días por
semana. Antes ni siquiera
follábamos diez veces al mes. Me estoy convirtiendo en una
profesional del arte de fingir,
lo hago todo el rato, he hecho cosas que ni siquiera
pensaría en toda mi vida que sería
capaz. He masturbado a una mujer, he comido un coño, un ano,
he hecho posturas
indescriptibles, he sido espectadora mientras mi novio folla
con otra tía… Isaac y yo
estamos mucho mejor desde que hemos abierto la relación.
***
El otro día hablando con Isaac me dijo que igual teníamos
que decirle a Alba de no quedar
tan continuo y empezar a vernos con Carla, otra chica de
gimnasio que es muy maja y
tiene ganas de experimentar. Parece que ahora somos la
pareja de moda y todo el mundo
quiere follar con nosotros. Me siento halagada porque, a
pesar de que Isaac me propone
relacionarnos con otras chicas, yo soy la principal, la
importante, la inamovible. Aunque
tengo miedo de que aparezca una que le guste más que yo y me
reemplace. Sigo sin saber
cómo encajar todo lo que está pasando.
***
Después de Alba, vino Carla. Cuando entró a nuestras vidas,
comencé a ir al gimnasio
con ella todos los días. Le siguió Gema, con quién me corté
el pelo que llevaba dejándome
largo desde los 15 años, pero a Isaac le encantó mi nuevo
estilo. Con Vanesa me operé
las tetas. Entré en un conflicto conmigo misma, pero ella me
dió la confianza como para
enfrentarme a la operación y tener unas tetitas perfectas
para Isaac, justo del tamaño de
sus manos. Gracias a Verónica, decidí apuntarme a un curso
de cocina para cambiar mi
alimentación y poder asimilar mejor la carne. Con Sara perdí
otros seis kilos más. En ese
momento, mi madre dijo: ya está, se acabó. Vino a casa de
Isaac un día y me dijo que no
podía más, que no me reconocía, que no sabía qué estaba
pasando, que no puedo seguir
así, que he cambiado mi manera de ser, de vestir, mi cuerpo,
que no me ve bien. La eché
de casa, soy feliz con Isaac y todos los cambios son para
estar mejor.
***
Hace ocho meses abrimos la relación. A veces, llegó a casa e
Isaac está con una chica
nueva. En algunas ocasiones me uno; en otras, Isaac prefiere
que no y me dice que le
espere en el salón que en un ratito saldrán. Al estar tan
dedicado a las otras mujeres,
pasamos menos tiempo juntos. Con cada una de las chicas que
van pasando, Isaac va
teniendo espacios privados con ellas: con una se va al cine
y luego hacen debates; con
otra se va a la montaña; con otra al gym; con otra va a las
comidas familiares; con otra se
pega tardes jugando a la play. Yo vivo con él, pero nunca se
cuándo va a estar en casa.
Igual yo estoy disponible siempre que quiera. Ahora tampoco
me obliga a tener relaciones
a tres. Lo que sí que me da pena es que ya no veo a su
familia, ese espacio lo está ocupando
Sara, se lleva bien con su madre e Isaac prefiere que vaya
ella. Me dice que mejor, así no
tengo que aguantar las bromas pesadas de su padre.
***
Le planteé a Isaac que ya no tenía sentido seguir juntos. Le
dije que apenas nos veíamos,
que sentía cómo me ha ido retirando de su vida. Se volvió
loco. Me empezó a insultar.
Después, me empujó contra la pared, empezó a pegar puñetazos
justo al lado de mi cara.
Yo solo lloré y me intenté proteger. Le pedí que pare y me
deje irme, que cuando estemos
tranquilos, hablemos. Me cogió del brazo y me llevó a la
habitación, me encerró con llave
y me dijo que me dejaba ahí para pensar bien en lo que
estaba haciendo.
***
Pasé una semana encerrada en la habitación. Me entraba
comida y bebida dos veces al
día. Después, me dejó salir al resto de la casa. Mi mamá no
se enteró de nada porque él
me hacía llamarle para que no sospechara. Le mentí que nos
habíamos ido de vacaciones,
que Isaac me había regalado un viaje sorpresa y por eso no
la veía.
Isaac les explicó a Sara y a las dos últimas que yo estaba
en una depresión, que era
importante cerrar con llave porque podía hacer cualquier
tontería. No les dejaba estar a
solas conmigo en casa si él no estaba presente. Traté de
preguntarle muchas veces qué
quería porque no estaba entendiendo nada. Me dijo que yo no
estaba bien, que no era
consciente y que él quería lo mejor para mí.
***
Pasaron los días y yo me sentía cada vez más loca. Le tenía
mucho miedo a Isaac. Me
penetraba mientras dormía, me obligaba a chupársela en
cualquier momento. Tenía que
hacer la comida para todas las personas que venían, limpiar,
estar disponible para todo y
en todo momento. Un día Sara se coló en casa, no sé cómo
mierda abrió la puerta. Me
dijo que tenía que irme. No supe bien cómo dar el primer
paso. Era difícil. Ya era un mes
de encierro y no sabía si podía vivir fuera de esos 60m2
donde, ahora mismo, solo había
violencia, pero también muchos recuerdos de caricias, risas,
cenas, pelis, noches infinitas
de conversación, mañanas de amor. Sara me ayudó a bajar las
escaleras, se quedó en el
portal. Me dijo que ella había quedado con Isaac y que tenía
que seguir como si no pasará
nada, que fuera a la policía y le denunciará, que me fuera,
que no había mucho tiempo.
Intenté convencerla para que no se quedará, que no siguiera
siendo otra víctima más de
él, pero no lo conseguí así que corrí sin parar de llorar
hasta la casa de mi madre. Le conté
todo y fuimos a la policía juntas.
***
Si no hubiera sido por Sara, no sé si podría haberlo hecho.
Hoy es la primera audiencia
contra Isaac. Pasaron seis meses. Todavía nada ha cambiado
en mi vida. Sigo bajando de
peso, me cuesta salir, no quedo con nadie, lloro y necesito
estar con mi madre todo el día.
Hoy estoy nerviosa, tengo miedo, no quiero verlo. Sara,
Alba, Carla, Verónica y Vanessa
se unieron a mi denuncia y consiguieron salir de las
relaciones violentas que tenían con
él. Solo Gema quedó a su lado, y maldiciéndonos, llamándonos
desagradecidas,
mentirosas y malas mujeres. Está siendo un proceso muy duro
para todas. Estamos en
tratamiento psicológico, pero si no estuviéramos juntas en
esto, no podríamos haber salido
de ese pozo de lodo en el que Isaac nos fue metiendo. Una
orden de alejamiento, una
multa o una mini condena penitenciaria no va a compensarnos
todo el dolor vivido, ni va
a cambiar nada en personas como él. Pero, pasé lo que pasé
hoy, se haga justicia o no por
todo lo que hemos pasado, tengo una cosa muy clara: a mí no
me cuida la policía, me
cuidan mis amigas.
Si conoces a alguien que esté pasando por una situación de
violencia de género,
acompañale a denunciar.
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