Esta semana os compartimos un texto enviado por Ana Esmeralda P. Recuenco.
Ella
no la dejará caer
ni
aunque esté en juego su último aliento,
los
campos en llamas no entienden más directrices
que
sus brazos cansados,
mas fuertes como el silencio.
Solo
la luna sabe
el
horror que esconden sus ojos,
no
solo los tanques arden
en
su ciudad hecha despojos;
su
pequeña llora a sus pies
mientras
la esperanza sangra en una vida
anclada
entre la oscuridad y el odio.
Ella
inventa que nunca permitirá
que
nada malo le suceda,
¡cómo
si la memoria lo pudiera decidir!;
mientras
pinta un unicornio en la bandera,
la
misma que les condena a combatir
e
imagina un mundo
más allá de la guerra.
Ella
no la dejará caer
aunque
los pies le muerdan como fieras,
en
esta marea gris de incertidumbre
sus
ojos de cielo le abren veredas.
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