Seguimos encantadas con la lectura y publicación de los textos del Certamen, hoy os dejamos: MI HERMANA ESTÁ ENAMORADA, su autor: Yansá. Esperamos qué disfrutéis su lectura!
Me llamo Antonia, tengo siete años y una sola hermana, Clau. Cuando nací, ella tenía nueve, pero ¡siempre fuimos cómplices!, y, aunque ya tiene diecisiete, tenemos muchos secretos. Ella ama el deporte, la aventura y es parlanchina, como mamá. Yo odio los ejercicios, ¡la peor de mi clase! Soy soñadora y escribo historias, como papá.
Desde chica Clau hace Ballet acuático y tiene el pelo rojo como la sirenita Ariel. El caso fue que la seleccionaron para el Campeonato mundial de natación. ¡Estaba supercontenta! Pero de un día al otro, Clau cambió.
Andaba callada. Volvía del entrenamiento y se encerraba en su habitación. No reía como antes. Papá decía que eran cosas de la edad, que se le pasaría. Pero no pasaba.
Una noche me planté en su cuarto:
—Claudia, basta, ¿me dirás que te pasa? –Dije con carácter.
Ella estaba en la ventana. Miró al cielo y solo suspiró. Yo cambié el tono:
—¡Clau, no es justo! –Dije a punto de llorar.
Me miró triste y dijo:
—Estoy enamorada y tengo mucho miedo…
—¡Pero Clau! –La interrumpí—. Yo también estoy enamorada de Cat Noir, ¡y soy feliz!
—¡Anto, eres tan chica aún! –dijo e hizo un puchero—. ¿Me traes agua, ¿por favor?
Salí corriendo a buscarla, ¡por fin sabía lo que le pasaba! ¿Pero a qué temía Clau? Cuando regresé, tenía la puerta cerrada. Pegué la oreja y la oí llorar. Me fui a mi cuarto desanimada y me costó harto dormir. Tuve una pesadilla en la que Clau era una sirena rodeada por unos horribles lagartos, bajo un mar tenebroso.
—¡Claro que no! –Rio—. Cuando una persona se enamora todo es más lindo, pues el amor es paz, bienestar y alegría, ¿por qué me lo preguntas?
—¡Por nada! —Dije rapidito.
Mamá me miró dudosa, y salí silbando de la cocina.
Cuando volví del colegio, Clau me abrió la puerta. Me miró tan enojada, que parecía echar fuego por los ojos.
—¡Clau, yo no dije nada! –Traté de explicar.
¡Pum! Me cerró la puerta en las narices. “Me odia”, pensé.
Luego de la cena, mis padres se quedaron con ella en el comedor y a mí me mandaron a mi cuarto. Yo quería hablar con Clau. La esperé harto rato, pero me quedé dormida. Sin embargo, la sentí arroparme y me alegré. Quizá por eso soñé que íbamos, felices las dos, sobre una alfombra voladora guiada por Cat Noir.
Imagen generada por el colectivo con IA
Ese fin de semana no fuimos a casa de mis abuelos, como siempre, porque tendríamos un almuerzo especial. Poco antes de la hora, mamá me dijo:
—Vamos a conocer a la pareja de tu hermana. Se llama Cinthia.
—¿Tiene nombre de mujer? –Pregunté.
—Cinthia es una chica igual que Clau –Dijo—. Tu hermana estaba triste porque pensó que no estaba bien amar a otra chica.
—¿Está bien amar a otra chica? –La interrumpí.
—Amar bien a otra persona nunca puede estar mal –me dijo—. ¿Está bien que yo ame a tu papá?
—¡Obvio que sí! —Exclamé
. —Pues es lo mismo –Sonrió mamá—. El amor es uno de los misterios más hermosos de la vida, y cuando dos personas lo sienten es motivo de bienestar, de paz, de alegría, ¿recuerdas?
Yo quería preguntar muchas cosas, pero justo sonó el timbre.
—¡Debe ser ella! –Exclamó mamá y fue a la puerta.
Yo me escondí para observar a la chica. Era del porte de Clau, usaba frenillos y era del equipo de natación. Dijo que sus padres viajaban siempre y que su nana Jen, con la que hablaba solo en inglés, la cuidaba desde que era bebé. Luego mamá se fue a la cocina, papá a escribir, las chicas a la terraza y yo, al olvido.
Clau y Cinthia hablaban y reían tomadas de las manos, pero en lugar de alegrarme, me puse de mal genio. Le dije a mamá que estaba aburrida y me dijo que lo que estaba era celosa, ¡qué tontería! Me enojé más aún y salí a jugar con Andrea, mi peor amiga.
En la noche soñé que Cinthia y Clau hacían una coreografía fantástica en un mar de colores, dibujando figuras con sus cuerpos.
Imagen generada por el colectivo con IA
Faltaba poco para el campeonato y el final de semestre. Clau pasaba el tiempo entrenando o estudiando, y yo necesitaba preguntarle algo, ¡qué fastidio! Por suerte después nos fuimos al campo, donde viven mis abuelos. Clau se iría a Europa desde allí y yo me quedaría a pasar las vacaciones de invierno.
—Estás contenta de ir con Cinthia al campeonato, ¿cierto? –Le pregunté.
—¡Claro! –Respondió.
—. Pero… ¿me vas a echar de menos? –Volví a preguntar.
—¡Por supuesto! Me encantaría que fueras conmigo –Dijo, y me abrazó fueeerte.
—Clau, ¿te vas a casar con Cinthia? –Por fin la pregunta
. —Pero Anto –Rio—. Ni siquiera sé si en el futuro me enamoraré de un chico, ¡soy muy joven! Ahora solo quiero ser una buena atleta, ganar medallas y ser feliz.
Para variar mamá nos interrumpió, pero esta vez fue terrible: Cinthia se había fracturado un pie y no iría al campeonato. Clau lloró mucho por Cinthia y yo por verla llorar.
El día del viaje, Jen llegó al aeropuerto con Cinthia en silla de ruedas, y me dio pena. Aún recuerdo a Clau diciendo adiós, riendo y llorando a la vez.
Los padres de Cinthia no iban a regresar esa semana como planearon y mamá la invitó a pasar unos días con mis abuelos. Al día siguiente llegó con Cinthia y la china Jen, las dejó instaladas y luego se fue. Jen no habla bien español, pero ayudaba a mi abuela y preparaba ricos platos de su tierra natal.
Cinthia dibujaba increíble, sabía varios idiomas y me contaba leyendas de sitios que yo no conocía. Le gustaba mucho ir al río, pero a veces se quedaba muy callada viendo correr el agua. Creo que extrañaba a Clau. Yo la dejaba sola y aprovechaba para cazar chanchitos. Un día le confesé que amaba a Cat Noir y no se rio de mí. Ella es diferente a Clau, pero tienen la misma mirada.
Así pues, Cinthia y yo nos hicimos amigas y se me pasaron los celos que le tenía.
Cuando terminé de escribir esto se lo enseñé a papá. Él lo revisó y lo escribió mejor para ustedes… ¡Ah!, las ilustraciones las hizo Cinthia, ¡ojalá les guste!
FIN.
Comentarios
Publicar un comentario