Os voy a hablar de El Miedo con mayúsculas.
Ese miedo conocido que te agarrota el
pecho y te impide respirar. Ese Miedo que se asoma desde detrás de la oreja y
que te eriza el pelo de la nuca. Ese miedo alimentado y pulido con los años que
todas conocemos. El Miedo que crece en las calles oscuras, en los parques y en
el camino de vuelta. Ese miedo que crece en el pecho con la quemazón del hierro
cuando un hombre nos dice algo, cuando sientes una presencia tras de ti en la
calle, cuando un coche se para demasiado cerca.
Nos han entrenado desde niñas. Nos han
hecho pensar que ese miedo es sentido común, que ese miedo nos protege. A mi
ese miedo me trae loca. No me protege, el sentido común si. Y no son lo mismo.
Ese
Miedo no me protege, solo me impide respirar.
Ese miedo no me hace mas cauta, solo
cobarde. Ese miedo no me aporta nada, solo me resta. Me resta respiraciones, me
resta experiencias. Tengo una lista de cosas que nunca hare porque El Miedo me
persigue.
Tu sabes de que miedo hablo, ellos no. Su
mayor miedo es que les roben, que les peguen. Yo lo compro, compro ese miedo y
vendo el mío. Ojala eso fuera lo que mas me asusta, que me roben, que me
peguen. Pero no, no es así.
Así que aquí estoy, luchando contra ese
miedo, aquí, allí y en todos lados, porque el jodido se empeña en perseguirme y
yo me empeño en descuartizarlo a base de lógica. Aquí estoy luchando, unos días
con mas éxito que otros.
Marta Farled
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