Paseaba el otro día por la calle del Pez de Madrid, cuando esquina a San Bernardo, me encontré a pie de calle, con una escultura de bronce, era la estatua de una joven, que llevaba unos libros en su brazo derecho y apoyaba su hombro izquierdo en lo que fue la antigua Universidad Central de Madrid. Me llamó la atención la talla y mi curiosidad me llevó a investigar en su historia; la obra se llama “Tras Julia”;
Y ella me contestó: me llaman Julia y dicen, cuentan que detrás de mi imagen pudiera estar la figura de Concepción Arenal, claro que, igual es una leyenda, pero aunque así sea, es necesario que se oiga, que se escuche y se sepa quién fue ella. Ella fue la precursora del feminismo en España, la pionera, y me siento muy orgullosa de que piensen que soy ella.
Después de una larga conversación, en la que hablamos de sus logros, de sus fracasos y de sus proyectos, al despedirme le dije, gracias Concepción o gracias Julia, como tú prefieras, porque detrás de vosotras se esconden ellas; esas mujeres que quisieron estudiar y las costumbres de la época no se lo permitieron, y esas que desafiaron las normas y las reglas, para acceder a terrenos prohibidos para el sexo femenino en aquellos momentos. Ellas son las heroínas que al igual que vosotras, nunca fueron resaltadas ni reconocidas;
Ellas son las heroínas que al igual que vosotras, nunca fueron resaltadas ni reconocidas; esas mujeres, pintoras, escritoras, artistas, científicas, de las que la historia se olvido de ellas, ignorando sus obras y sus nombres y nunca aparecieron en el museo del Prado, ni en los libros de texto. Ellas, también son esas mujeres calladas, de nuestras calles y plazas, de nuestras fábricas, de nuestras casas, de nuestras escuelas, aquellas mujeres como nuestras madres, nuestras tías, nuestras maestras, que vivieron trabajando a tiempo completo, sembrando con su ejemplo. Gracias Concepción, gracias Julia por poner los puntales a la igualdad de género y por abrirnos las puertas a la igualdad de oportunidades y de derechos.
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