"Un abuelo diferente" , de Amalia Apolinario. III Certamen literario feminista la Corrala.

 

Hacía mucho tiempo que no veíamos al abuelo. Por eso nos alegramos tanto cuando mamá dijo que vendría a la ciudad.

—Su abuelo ya no es el mismo, ahora es… diferente.

—Seguro está más viejo—susurró mi hermana. 

Pero algo me decía que no.    

Aquella noche dormimos temprano. Desde que papá se fue no hay olimpiadas de parchís. Mi hermana se queja del aburrimiento y llora bajito, para que mamá no la escuche. Yo no lloro, conozco a muchos niños que solo tienen una mamá o un papá. Nosotros tenemos los dos, aunque ya no viven en la misma casa.

—Voy a divorciarme de su mamá, no de ustedes—nos dijo papi la tarde que se fue. Era mejor tener un papá feliz a unas cuadras, que dentro de la casa, gritándole a mamá.

—Debiste esperar a tener una vida hecha y derecha antes de casarte—le oí decir a mi abuela. Las dos estaban sentadas en el comedor. Parece que mami quería dedicarse a otra cosa y no pudo, porque fue mamá. Saberlo me puso triste.

—Llegué—le oímos decir a alguien en la puerta. ¡Era abuelo! Aunque abuelo ya no era abuelo, ahora era… ¿abuela? Tenía un vestido más rojo que un tomate y aretes grandísimos como ruedas de bicicleta. Debajo de todo aquel maquillaje estaba la sonrisa bonachona de Pipo. Abuelo–abuela, abuela–abuelo… ¿qué importaba? ¡Nos trajo un juego de parchís y corrimos a llenarle la cara de besos!

                                                                                              Imagen propuesta por el colectivo generada con IA

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