En las faltas, en los toques, ¿dónde quedamos?
Hemos sido víctimas alguna vez.
Palabras “inocentes”, juegos de “niños”,
¿de verdad?
¿Soy exagerada?
Mis “no” se vuelven más silenciosos
mientras tus “sí” se aproximan.
No busco callarlos, callarme.
Busco defenderme, protegerme; tú buscas
algo, me lo quieres arrebatar.
A la fuerza, con gritos, con llanto, con
mis súplicas. No te detienes.
Cuando desaparecemos, cuando entre
nosotras nos buscamos,
¿dónde quedamos?
Finges no ser, no estar.
Lo justificas con el alcohol, con un
error, un accidente.
¿Era un error cuando me lastimaste, cuando
mataste la parte más inocente de mí,
cuándo pusiste tus manos sobre mi cuerpo
sin permiso?
Tu posible “arrepentimiento” llega cuando
hay consecuencias,
tu silencio se mantiene si no hay nada que
te apunte.
Entre tu victoria silenciosa, ¿dónde
quedamos?
Cuando abandonamos a nuestra familia,
¿dónde quedamos?
Cuando perdemos nuestro futuro brillante,
cuando no podemos pasar a la página
siguiente, ¿dónde quedamos?
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