Abrecaminos, de Bárbara Muñumer. III Certamen literario Feminista La Corrala.

 



ABRECAMINOS


En el centro de la noche

sobre sus escobas van.

Sus destinos tan aciagos,

los propios conseguirán.


Madre, doncella o la bruja,

no hay más que seleccionar.

Los varones fueron sabios,

ellas brujas que quemar.


Las leyes las estrangulan,

la educación por detrás.

Cómo comportarse deben:

señoritas, nada más.


Son satélites que orbitan

en torno al macho solar.

Sin su trayectoria propia:

las quieren domesticar.


Una cara del espejo,

cuidadoras del hogar.

Silenciadas, calladitas,

esclavizadas están.


La otra cara las castiga

como bestias sin galán.

Seductoras, venenosas:

manzanas a quien culpar.


Sólo carne, bella, hermosa,

espejo superficial.

Muñequitas sin cerebro,

floreros para hechizar.


Cuando no puedan parir,

cáscaras huecas serán.

Y al llegar bellas verrugas

siempre las desecharán.


Lilith será castigada

por amar su libertad

y Eva fuese condenada

por morder lo que le dan.


Penélope fuese un ángel

encadenada al donjuán

y Pandora regalada

a un amo con quien errar.


En el ático la loca

escribe en su soledad.

Una gran genia invisible

a la que menospreciar.


Las cicatrices les sangran.

Ni una menos. Ni una más.

Martirizados sus cuerpos

en tal manada carnal.


Están ya hasta la peineta.

Todos astros temblarán.

En el caldero conjuran

su trabajo y libertad.


Con sus escobas destrozan

esos techos de cristal

que enjaulan todos sus sueños

en cárceles de metal.


Vuelan hasta las estrellas

y aún más ascenderán.

Brujas que abren los caminos

galaxias conquistarán.


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