Poemas . Autora: Rosa Melina Lasso Lozano (Rosa de los vientos). III Certamen Literario Feminista La Corrala

 Conjuro

 

Gracias a la luna que me ha dado tanto

Fase creativa que me calma el llanto.

Sangre caliente, matriz palpitando

Cacica en su templo exigiendo descanso.

 

Como un volcán cuando explota,

Amor y miedo, luz y sombra

Con el poder nutritivo de la sangre ardiente

Así fluye en mi la energía espiral descendente.

 

Peripecias alquímicas movilizando la vida

Del mismo modo en que dan paso a la muerte

Sentir, pensar, transitar: ser débil y ser fuerte.

 

Soy otoño y primavera, silencio con melodía.

Equilibro lo que germina con lo que fenece

hallando en el caos el camino a la armonía.



Sálvate a ti

 

Intentando ser salvadora

olvidaste salvarte a ti misma,

priorizaste regar otras plantas

y las tuyas muriendo de sequía.

De cabeza y sin casco,

sin pensarlo demasiado,

te lanzaste al precipicio

de los amores acelerados.

Te transformaste en ofrenda

dar es dar

dispusiste tu esencia.

Incluidas las heridas

que ni sabías que existían.

De regreso a tu altar

a la manada que te cuida

Recuperaste tus versos

y volviste a tus melodías.

Deshilando el tejido,

entre aullido y sollozo,

aprendiste a recuperarte

hallando en la soledad el gozo.



Matria

 

Guárdenme un rinconcito en la matria

que a la patria no quiero volver.

Sigamos tejiendo rebeldías bajo la lluvia de cada día

entre el grito herido y el de celebración,

entre las montañas de verdes infinitos

y las llanuras sometidas por el sol ardiente,

entre guabina, joropo, currulao y bullerengue.

 

Es tan bello vernos en campos y ciudades

resistiendo a la tiranía, inventando mundos distintos:

amores nutritivos, historias en colectivo,

relatos de pueblos dignos que se niegan al olvido.

Cuando desde la diáspora perdemos la esperanza

al ver las diferencias amordazadas y asesinadas,

aves rojas libertarias, ovejas negras y arcoíris

se levantan dignamente desde el Amazonas hasta el Caribe.

Seres que florecen donde impusieron silencio,

allí donde rociaron ácido y taparon con cemento.

 

No celebro a la patria ni al país “independiente”

con himnos, banderas y escudos que nos mienten;

en nombre del pater que el colonizador impuso

se gestaron guerras, persecuciones y abusos.

Me niego al padre maltratador e indiferente,

no acepto los relatos de una nación excluyente.

Los “héroes de la patria” nunca fueron tan crueles

como cuando recibieron medallas por disfrazar muertes,

con sus manos ensangrentadas cantaron victoria

y hoy seguimos exigiendo verdad, justicia y memoria.

 

Allá, bajo los uniformes condecorados de la patria

yace ahogada y solitaria una desdeñada Matria.

De todos los colores, resistencia y encanto,

Ímpetu ancestral palenquero libertario;

de rituales y brebajes cosmogónicos andinos,

y campesinos germinando rebeldías por el camino.

La matria que construimos desde los no lugares

de la desposesión y la transhumancia,

con convicción, persistencia y esperanza.

Una matria innombrada imaginada

que abarque todos los territorios

libres de imposiciones patriarcales,

de racismos noreurocéntricos y

desigualdades neoliberales.

Una matria donde todes quepamos

y podamos ser en libertad,

una de simbólica territorialidad:

de aquí, de allá,

Nuestramericana y libertaria,

Matria decolonial.

 


La luna llena de las que luchan

 

Cuestionadas,

aterradas,

sacudidas:

nos levantamos.

Firmes y determinadas

nuestros pechos desnudamos.

 

La maravilla de regocijarnos

en lo que siempre nos fue negado,

la tranquilidad de experimentar

lo que la intuición intentó develar,

la valentía de enfrentarnos

a lo que impuso el patriarcado.

 

En el Sur de Nuestra América

una grieta se abrió:

la Pachamama rugió,

el corazón de la tierra latió,

los gemidos uterinos ancestrales

resonaron con pasión.

 

Nos encontramos,

confrontadas.                                                         

Escuchándonos,

nos amamos.

 

Fuimos arcoíris

Pluri-multi-diver-alter-nativo.

Almas libertarias,

fuegos encendidos,

entregando todo como siempre

hallando nuestra fuerza como nunca.

Cuerpas en desnudez,

divergentes, disidentes.

 

Testimonios compartidos

desde todos los territorios;

expresiones, desvaríos,

pensamientos subversivos.

Desahogos colectivos

elevando nuestro grito,

confrontando al capital

y a sus mandatos asesinos.

 

Desobedeciendo

logramos avanzar:

ya ningún orden

nos podrá limitar;

ni el Estado ni la iglesia,

la familia o la sociedad

lograrán silenciar lo que

nos propusimos denunciar:

¡decisión nuestra será la maternidad!

Así como la elección de a quién vamos a amar.

Aborto libre;

respeto a nuestras diversidades.

Y en los espacios laborales

no más tratos desiguales.

Los cuidados son asunto colectivo:

basta de asumir que es sólo nuestro el lío.

Lo decimos en la casa,

en la escuela

en los pasillos,

lo gritamos en las calles

con danza, canto y corrillo.

No pedimos permiso para salir a protestar

y ante la represión, no nos volvemos a soltar.

 

 

MenstruAcción

 

Me intoxicaron con pastillas,

hormonas para mi desorden.

Irregular, me dijeron,

no entendía nada a los catorce.

La regla, el período, “Andrés”,

Que me indispuse,

que me enfermé,

y yo sin pista del quehacer.

Con poca información

y mucha vergüenza

andábamos entre chicas

cuidándonos las caderas;

que no se vea la "mancha"

porque los niños se burlan

y además ¿quién va a querer

compartir con la sucia?

¡Mentira y desinformación

nublando el corazón!

El segundo, nuestra tinaja,

el que potencia la conexión.

Nos esclavizamos con productos

para evitar que se notara,

nos vendieron mil aromas

para neutralizar nuestra magia.

 

Dispositivos,

inyecciones,

pastillas.

Experimentos de laboratorio

fueron nuestras vidas.

Vendiendo “liberación

en su táctica biopolítica,

desdeñaron los efectos

asegurando plusvalía.

¡No me hablen de libertades

si es que no son colectivas!

Hormonas encapsuladas

revolviendo todo adentro:

el peso, las emociones,

el autoconocimiento.

Aunque cada mes “sangraba

era un efecto placebo:

no era sangre menstrual

sino una parte más del cuento.

La hechicera que me habita

un día quiso estallar:

renuncié a los mandatos

que me querían domesticar.

Acogí mis placeres

y empecé a observar,

me independicé de hormonas

y del mandato patriarcal.

Entendí que no era regla

sino un ciclo lunar

y que el mío es diferente

y se tarda un poco más.

 

Medicina de ajo, rezos y cantos

en poderosa hermandad:

mujeres aullando

fortalecidas en complicidad.

El reencuentro con la sangre

roja, carmín menstrual,

abrió el camino infinito

de la que quiere explorar:

navegar sus aguas,

sumergirse en el rito

y en cada estación del trance

hacer agonizar los mitos.

Reluciente y palpitante

fluye roja la vida rebelde,

sangre tibia y sanadora

que armoniza mis simientes.

Contempladora de la unión

y admiradora de la ciclicidad,

me declaro militante de la excentricidad:

MenstruAcción sabiduría,

medicina e inspiración.

Derribamos los tabúes y

recuperamos nuestra pasión.

 

Honramos a las abuelas, sabiduría ancestral,

recolectamos la sangre y la volvemos a sembrar.

La tierra se potencia, las plantas reverdecen

y un poder de diosas en nosotras resplandece.

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