Lerner, G. (1990).
La creación del patriarcado. Barcelona: Crítica.
Gerda
Lerner parte de la idea de que el patriarcado es un sistema histórico y también
de que el registro del pasado ha sido llevado a cabo por la élite masculina.
Este hecho ha dado lugar a que a lo largo de la historia una parte de la
sociedad ha escrito e interpretado aquello que le convenía, omitiéndose la
historia de las mujeres e identificando la perspectiva masculina con lo que es
común a todo ser humano. Se apoya en diferentes estudios antropológicos,
lingüísticos, arqueológicos y en los estudios del Antiguo Testamento, en la
obra de Aristóteles y otros autores.
La
apropiación de la capacidad reproductiva de las mujeres así como el control de
su sexualidad, son el origen del patriarcado y son anteriores a la formación de
la propiedad privada: “la familia patriarcal es la forma en que se constituye
el estado arcaico. La familia patriarcal es la célula de la que nace el
amplísimo sistema de dominación patriarcal. La dominación sexual subyace a la
dominación de clases y de razas”. Analiza la obra de Engels y reconoce sus
contribuciones al señalar la conexión entre cambios estructurales en las
relaciones de parentesco, cambios en la división de trabajo, y cambios en la
posición que ocupan las mujeres en la sociedad; también al demostrar la
conexión entre propiedad privada, matrimonio monógamo y prostitución; al
señalar la relación entre el dominio económico y político de los hombres con el
control de la sexualidad femenina; y al situar la derrota histórica de las
mujeres en el periodo histórico de la formación de los estados arcaicos. Engels
dio historicidad al acontecimiento del patriarcado.
Gerda
Lerner habla del género como construcción social, se apoya en los estudios de
los antropólogos Lèvi-Strauss y GayleRubin. Rechaza la existencia de una
dicotomía inamovible entre hombres y mujeres, critica el maternalismo
feminista, y respecto a los roles en función del género, señala que el primer
papel asignado a las mujeres fue ser intercambiadas en transacciones
matrimoniales.
Con
respecto a la existencia de alguna sociedad matriarcal a lo largo de la
historia, Gerda Lerner analiza las obras de diferentes antropólogas y
escritoras feministas y concluye que “no existe ni una sola sociedad que
conozcamos donde el colectivo femenino tenga el poder de adoptar decisiones sobre
los hombres o donde las mujeres marquen las normas de conducta sexual o
controlen los intercambios matrimoniales”. Señala también que matrilinealidad y
matrilocalidad no son sinónimos de matriarcado.
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“Podemos
expresar mejor la complejidad de los diferentes niveles de dependencia y
libertad femeninos si comparamos a cada mujer con su hermano y pensamos en como
difieren las vidas y oportunidades de una y otro”.
Tener
algunos privilegios dentro del sistema patriarcal gracias al poder económico
nos lleva a una errada percepción de libertades femeninas y al tema de que el
sistema patriarcal solo puede funcionar gracias a la cooperación de las
mujeres. Razones por las que las mujeres
han cooperado con el patriarcado a lo largo de los 4000 años de su historia han
sido el modelamiento psicológico para interiorizar la idea de la propia
inferioridad, la ignorancia de su propia historia de luchas y logros, las
dificultades para desarrollar la solidaridad femenina por encima de lazos
familiares que las subordinaban a sus parientes masculinos, su adoctrinamiento
desde la primera infancia, y su mantenimiento en una etapa infantil de estar
protegida siempre a lo largo de su vida por diferentes figuras masculinas.
Conclusiones.
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Imagen de Lucía Elena Rodríguez. |
Nuestra
herencia cultural es un sistema de símbolos donde los hombres se apoderaron de
las definiciones, de los símbolos femeninos y elaboraron sistemas
androcéntricos para explicar el mundo. Este relato de la historia no puede ser
superado simplemente añadiendo a las mujeres ni tratando de incluir el
pensamiento femenino dentro del marco patriarcal.
La
humanidad está formada por hombres y mujeres a partes iguales, la importancia
de la labor de reestructurar de forma radical nuestro pensamiento viene de la
necesidad de conservar nuestro pasado colectivo y reinterpretarlo para el
presente, para definirnos y explorar los límites de nuestras posibilidades como
seres humanos.
Si
el patriarcado no es un proceso natural, sino que tiene un inicio en la
historia, puede acabarse con él.
Autora: Blenamiboá
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