1º de Mayo y lucha feminista

 

La lucha por conseguir la jornada laboral de ocho horas es el origen de este día festivo que hace honor a la clase obrera, conmemora los avances sociales obtenidos desde finales del siglo XIX y visibiliza todas las luchas que tenemos por delante.


En España, se estableció como festivo en 1931, durante el régimen de la II República. Franco abolió el festivo tras el golpe de estado. En 1955, la Iglesia Católica, decidió dedicar este día a conmemorar San José Obrero.

El festivo se restableció con la llegada de la democracia y así llegamos a nuestros días.

Desde La corrala-Patio feminista, hoy queremos poner la atención sobre el trabajo de las mujeres y denunciar la desigualdad que sufrimos en el ámbito del empleo.

Dentro del sector servicios, las mujeres se concentran en algunas ramas de actividad: educación, sanidad y servicios sociales, actividades administrativas y servicios auxiliares, hostelería y servicio doméstico. Estas actividades reproducen los roles tradicionalmente asignados a ellas y se desarrollan sin la adecuada valoración social y económica.

Esto es segregación horizontal, existe una separación por cuestión de género en los puestos de trabajo y son los sectores que están feminizados los que cuentan con salarios más bajos y con menores posibilidades de promoción, además de no tener mucho prestigio social.

También queremos hablar de la segregación vertical, que hace referencia a la concentración de mujeres en las categorías más bajas de las organizaciones, independientemente de su formación, lo que conlleva menores salarios y menor capacidad para influir en la organización de las empresas o instituciones. Existe un reparto desigual de hombres y mujeres en la escala jerárquica.

En las vidas de las mujeres existen condicionantes psicosociales que impiden que, a pesar de tener la misma cualificación y méritos que sus compañeros, no accedamos a los puestos de máxima responsabilidad. Estas barreras invisibles son el llamado techo de cristal.

Tradicionalmente realizado por mujeres, queremos hablar también de la falta de visibilidad del trabajo realizado en el ámbito doméstico, éste debería ser cuantificado en la economía del estado.

Por otro lado, los cuidados de nuestras familias, mayores y menores a cargo, es otra labor más que en muchas ocasiones nos hemos visto obligadas a realizar por el hecho de ser mujeres.



Las mujeres cuidan y trabajan y el capitalismo se aprovecha del trabajo gratuito de las mujeres lo que supone una carga cada vez mayor sobre nosotras. La solución no puede ser el mal llamado “bienestar social” que lo que hace es trasladar esta carga de las mujeres al sistema público pero lo hace, nuevamente, explotando a mujeres en puestos de trabajo dedicados al cuidado masivamente feminizados, con salarios bajos y cargas de trabajo excesivas, lo que provoca, en ocasiones, que las personas más vulnerables (niñas, ancianas, enfermas…) sufran las consecuencias.

Compatibilizar esto con la vida laboral, con nuestro desarrollo personal y disponibilidad de tiempo libre es hablar de conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Esta conciliación actualmente es inexistente, se resuelve de manera privada y no siempre satisfactoria cuando en realidad se debería obtener una respuesta social ya que es un problema que compete a toda la sociedad

Las mujeres somos discriminadas en el ámbito laboral: tenemos peores condiciones de empleo, mayores tasas de desempleo, mayor contratación temporal y parcialidad que los hombres; menor remuneración y menor promoción, menor presencia en puestos de liderazgo, ciencia e investigación.

Insistimos en denunciar esta y otras formas de violencia hacia las mujeres.

Profundizando en el trabajo desde una perfectiva feminista debemos hablar de la renta básica, la deuda y las pensiones. Pero también de los cuidados y la reproducción, de los espacios creados por el capitalismo y el patriarcado, del consumo que explota a mujeres. Estos temas son muchos de los nexos de unión que encuentra el movimiento feminista con el sindicalismo feminista. Y que en el Estado español se materializó con las huelgas feministas. En esos días de organización previos a las huelgas, feministas y sindicalistas nos unimos en una única lucha y crecimos juntas con experiencias que enriquecieron a ambas partes.

La renta básica, o el salario básico universal como se llama en algunos países latinoamericanos, es una de las tantas reclamaciones del movimiento feminista. Esta renta o salario aportaría autonomía a las personas más vulnerables sin cuestionar a muchas mujeres, como se hace, por ser población subsidiaria “no trabajadora” o el estigma de no estar preparadas, obviando lo que la sociedad nos debe por el trabajo realizado.

Los endeudamientos abusivos son otra forma más de violencia contra las mujeres, la deuda es una carga que recae principalmente en nuestras espaldas, en las que más trabajamos e injustamente nos convierte en las más adeudadas. Los alquileres abusivos, el alto coste de la cesta de la compra, la precariedad, la migración…nos obligan a endeudarnos para vivir. Una violencia económica que se sufre en los hogares monomarentales, las mujeres con trabajos precarios, las pensionistas con pensiones mínimas, las trabajadoras del hogar sin ingresos….

Una de los motivos por los que nos vemos obligadas a soportar situaciones de violencia en nuestros propios hogares es la dificultad de acceso a una vivienda, otro motivo más por lo que es imprescindible tener autonomía económica.

Desde La Corrala, ya denunciamos la necesidad de que en la lucha por unas pensiones dignas se tengan en cuenta las desigualdades en función del género y propusimos cuestiones concretas para nuestras reivindicaciones. Las pensiones contributivas de jubilación de las mujeres españolas representan una pequeña parte del total y además son de menor cuantía que la de los hombres, hecho que confirma la existencia de una brecha de género. En la edad anciana nos encontramos con el resultado de una vida llena de discriminaciones: reducciones de jornada, temporalidad, mayor dedicación a cuidados a la comunidad, salarios bajos, salarios sin cotizaciones…

Por último, queremos insistir en la importancia que tiene estar organizadas, en colectivos o en sindicatos, en grupos de apoyo o entre las vecinas del barrio. Estar organizadas entre nosotras, obreros y obreras juntas. Sabemos, sufrimos, las consecuencias de esta sociedad en la que cada vez se trabaja más y se gana menos y esto atenta directamente contra nuestro bienestar, nuestra salud y, en igual medida, contra la acción social y política. Es tarea de todas y de todos facilitar la organización de la lucha de las mujeres.

¡Viva la lucha de clase!

¡Viva la lucha de las mujeres!

¡Viva el 1º de Mayo!

Aranjuez, 1 de mayo de 2023

La Corrala-Patio Feminista




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