Viejas cuidadoras atrevidas sin reglas

“La vejez es un privilegio que no se le concede a todo el mundo”, Jocelyne Saucier.

Anna Freixas nació en el 1946 en Barcelona, escribió sobre coeducación y feminismo. Ha realizado, con su investigación, aportaciones pioneras para el desarrollo de la gerontología crítica feminista. El trabajo de investigación de Anna Freixas ha tenido una mirada feminista "con gafas grises bien graduadas". Desde su labor docente en la Universidad de Córdoba y desde su actividad divulgativa, Freixas nos urge a replantearnos los valores edadistas de esta sociedad nuestra.

Yo vieja. Apuntes de supervivencia para seres libres” de Anna Freixas, tiene el prólogo escrito por Manuela Carmena, una mujer vieja. No es “cualquier” mujer, claro. Si somos capaces de leer con actitud crítica y reflexionar sobre lo que dice (y sobre lo que no dice) vamos a pasar un agradable rato comprendiendo nuestra sociedad a través de la mirada de unas viejas con mucho desparpajo. En el libro también encontramos citas de otras mujeres: Virginia Wolf, Ursula K.Le Guin, Germaine Greer, Anne Heche, Petra Kelly, Margaret Drabble, Diana Athill... Y va ofreciendo posibles hilos para continuar leyendo y tejiendo nuestra mochila.

Yo vieja. Apuntes...” nos invita a pensar en cómo tratamos a nuestras madres, tías, abuelas, vecinas, hermanas… qué esperamos de una persona según su edad, cómo nos vemos cada cual según envejecemos, cómo podríamos vivir dignamente creando redes de apoyo mutuo… un libro que da “apuntes de supervivencia para seres libres” o por lo menos, para quienes aspiremos a serlo. Aborda el tema de las residencias, del urbanismo (feminista), de la sexualidad y de las relaciones de parentesco, entre otros muchos melones que abre. Por supuesto, revisa los roles y sacude con fuerza para que caigan costumbres que nada bueno aportan. “Necesitamos conocer y deconstruir nuestros miedos y creencias acerca de la vejez para poder vivirla en paz” nos dice Anna.

Freixas nos obliga a revisar qué imaginario tenemos construido sobre las mujeres viejas "en general" y, con ella, hay que reconocer que hemos construido y mantenido, con sus palabras, “representaciones que nos muestran como seres poco atractivos en todos los sentidos”. En este libro, con un lenguaje cercano, con mucho sentido del humor y mucha cordura, hace un repaso de cómo construimos nuestras relaciones y propone actitudes para transitar por la vida sin que envejecer sea el problema.

“Queremos que se nos valore por lo que somos, por lo que fuimos y por lo que seremos. Estamos vivas. Seguimos ahí, pensando, deseando, produciendo, aportando.”

Los libros feministas me han ayudado y acompañado desde mi juventud. En ellos he encontrado las claves para la construcción de lo que ahora soy.

Esta literatura junto a mis amigas ha sido fundamental  en mi desarrollo  como persona, como mujer, como ciudadana, como madre, amiga y hermana. Me han ayudado a conocer aquello que me limitaba, a luchar y a defenderme con argumentos contundentes y sólidos frente a una sociedad patriarcal que no les convenía nuestra postura molesta e incómoda.

El libro de "Yo vieja, apuntes de supervivencia para seres libres" me ha recordado que el camino continúa, que, cuando llega la vejez, debemos seguir atentas.  Esta autora ofrece algunos caminos posibles para ello a través de sus consejos. Mirar de frente a la vejez, desde un punto feminista, es sentirnos orgullosas con muchas cosas que decir y decidir por nosotras mismas. No dejemos que nadie nos diga como debemos vivir nuestra vejez. Exigir el derecho a decidir y a vivir como queramos sin que nos infantilicen una vez más. Nuestro recorrido vital tiene un valor incalculable y debe tener reconocimiento  tanto en nuestra sociedad como en las personas más cercanas.

El vivir libremente, practicar la sexualidad, reírnos o ser coquetas a nuestro parecer es algo que en el libro relata con mucha simpatía, estilo y contundencia. 

Una idea fundamental  que se trasmite en su lectura es el valor que da a la red que como mujeres feministas generamos a lo largo de nuestra vida y que nos ofrece apoyo, energía y sobre todo muchas risas. 

"Nuestro recorrido vital

tiene un valor incalculable

y debe tener reconocimiento 

tanto en nuestra sociedad

como en las personas más cercanas".

Me llega a la mente algunas palabras sobre el libro como libertad, decisión propia, interdependencia, detalle y sobre todo cuidado. Un cuidado desde el respeto máximo a las personas que han vivido tantas y tantas experiencias  y que nos han acompañado en nuestras vidas.

Llegar a la vejez es un triunfo en la vida, por ello tenemos que cuidarla y disfrutarla como hemos hecho hasta ahora, con intensidad y conciencia feminista.

Nadia Mapa y Carmen San Juan

Un fragmento de este artículo ha sido publicado en el número 57 de la revista Altajo, editada por la CNT de Aranjuez 

La Corrala-Patio Feminista 

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